En días pasados el New York Times develó casos de corrupción
por parte de Wal-Mart en México.
Wal-Mart, la cadena de supermercados de mayores ventas en
México, dio sobornos y corrompió a servidores públicos de gobierno para obtener
permisos para instalar sus tiendas durante el sexenio de Vicente Fox.
¿A alguien le sorprende esto? A mí, sinceramente no. Pero no
puede dejar de resultar escandaloso.
Wal-Mart es una de las compañías con el prestigio más dañado
alrededor del mundo,
no sólo por sus prácticas monopólicas, sino también por su historial de explotación de sus empleados, corrupción y sobornos en distintos países, competencia desleal, etc.
no sólo por sus prácticas monopólicas, sino también por su historial de explotación de sus empleados, corrupción y sobornos en distintos países, competencia desleal, etc.
Pero no nos hagamos tontos. Esta no es la excepción a la
regla en nuestro país. La mayor parte de las grandes empresas monopólicas siguen
este tipo de comportamientos (si no me creen, pregúntele a Slim).
Los precios bajos de Wal-Mart resultan bastante atractivos
para un mercado como el nuestro, con escasos ingresos; sin embargo, merece la
pena reflexionar a qué costo. Cada vez que compras en Wal-Mart, un campesino mexicano,
un obrero asiático menor de edad, una mujer de Europa oriental, un artesano latinoamericano
son explotados y llevados a la ruina.
Ésta es una corporación insensible a los problemas sociales
en donde se instalan, son agresivos con los comerciantes locales, son
impositivos en los precios a los productos del campo y todo esto en aras del
libre mercado. Pero lo que estamos viendo con estos casos de corrupción es que
este mercado no es tan libre como se nos hace creer, sino que ha sido manoseado
y ensuciado por corruptelas y sobornos.
“Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.”
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
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