jueves, 22 de septiembre de 2011

¡Sufragio efectivo! Sí reelección

¿Cómo hacer para que nuestros políticos dejen de ser unos oportunistas empedernidos? ¿Cómo concientizarlos de que sus acciones –y en su mayoría al parecer inacciones- tienen consecuencias importantes en el presente y futuro, no solo de nosotros sino también de ellos? ¿Cómo poder castigar su corrupción o premiar su buen desempeño como servidores públicos? ¿Cómo acabar con la visión de corto plazo que impera en la mayoría de los políticos? ¿Cómo poder tener políticos realmente profesionales? ¿Cómo acabar con el amateurismo y el compadrazgo para evitar la improvisación y el chantajismo político?
Una respuesta a estas preguntas (no la única, pero sí importante) es permitir la reelección.
 Ya sé que ésta sola palabra puede inquietar a muchas personas, siendo casi un tabú inculcado por tantos años de educación basada en libros de texto gratuitos y maestros que en su mayoría no alienta el razonamiento sino la memorización y el “borreguismo”. Y es que, recuerdo que desde los primeros años de primaria, la frase “sufragio efectivo, no reelección” nos la quisieron tatuar en el pensamiento (así como muchos otros prejuicios, pero ese es asunto de otro análisis) hasta llegar a ser parte de nuestro credo político, como si de un símbolo nacional se tratase.
La razón de esa frase fue útil y necesaria en el contexto histórico revolucionario para poder derrocar al dictador Porfirio Díaz; sin embargo, creo que en ésta incipiente democracia ya no resulta tan rentable.
Los beneficios de la reelección son varios, pero me concentraré en uno en especial: ganar en plenitud el derecho fundamental de todo mexicano de votar y ser votado:
1)      Cualquier persona debe tener derecho a votar por el candidato de su preferencia. Éste es un principio básico de cualquier democracia. Uno debería poder votar por cualquier persona que haya demostrado ser un buen servidor público, o bien votar por alguien que demuestre no ser tan mal candidato como sus contrincantes ¿Por qué no podemos hacer valer ese derecho solo porque una persona haya ocupado un puesto con anterioridad? Si el candidato demuestra ser digno y merecedor de mi voto, si me siento identificado con su ideología política ¿por qué no me permiten votar por él? El lema “sufragio efectivo, no reelección” se basa en el supuesto de que cualquier gobernante o burócrata en turno ha sido corrompido por el poder, y por ello no debemos volver a votar por él: no permitir que se reelija, y como el estado cree que somos unos electores inmaduros (por no decir ignorantes) toma la decisión por nosotros, y nos prohíben votar él. A mí no me gusta que tomen decisiones por mí; ya soy mayor de edad, soy consciente de mis actos ¡puedo tomar mis propias decisiones!
2)      Además del derecho de los votantes, está el derecho del burócrata a ser votado, y con ello tener un incentivo para hacer carrera en su puesto como recompensa por su buen trabajo; y si no lo hiciere así, nosotros como sociedad votante se lo demandaremos castigándolo con el voto en contra. Si un candidato tiene la habilidad de convencer al electorado, si tiene un buen proyecto de mediano o largo plazo, si con su trabajo ha demostrado ser un servidor público honrado y eficiente, si es un promotor de la democracia, si respeta los derechos de los individuos ¿Por qué quitarle el derecho de seguir trabajando por el bien de la sociedad? ¿Por qué truncar sus planes y aspiraciones profesionales? Porque entonces ya no tendría que rendir cuentas a su partido político o las grupos de interés a su alrededor, sino a la sociedad en general; y esto va en contra del maquiavélico sistema electoral que han promovido los partidos políticos.
Resulta obvio que permitir la reelección no resolverá todos nuestros problemas. Además debe venir acompañado de un sistema democrático eficaz y con instrumentos que permitan la transparencia y la equidad de competencia electoral so pena de volver a sufrir nuestro pasado.
Creo que como sociedad democrática, poco a poco hemos crecido y, debemos ir exigiendo y conquistando nuestros derechos electorales básicos ¿Por qué hemos de perder este derecho por un tabú impuesto por décadas de una educación patriotera y prejuiciosa?

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