jueves, 29 de septiembre de 2011

Una búsqueda del amor supremo.

Hubo en un determinante momento de la historia, un hombre inigualable, revolucionario, controvertido e influyente en la música. Toda una leyenda dentro del jazz. Lo mismo luchaba por los derechos civiles de los negros que hacía estremecer a los más conservadores críticos de jazz de su época.
Fue pionero del free jazz, estando siempre a la vanguardia de éste. En su momento fue bastante incomprendido y tachado de músico sin control, desbordado en una creatividad interpretativa improvisada, sin límites estilísticos, sonoros ni temporales. Su producción discográfica es simplemente avasallante:
más de 50 discos en aproximadamente 12 años, que sin duda podría haber sido mucho mayor y más depurada de no haber sido víctima de una infección hepática que lo condujo a su muerte a la temprana edad de 41 años. Me refiero a John Coltrane.
Fue el 9 de diciembre de 1964, en un estudio de Nueva Jersey, que grabó su obra más aclamada y conocida; una suite en 4 partes basado en solo un acorde de bajo de 4 notas. Logra alturas insospechadas, producto de una búsqueda espiritual que se percibe a lo largo de todo el disco.  Escudriñando en lo más profundo de su alma, logra contagiar a sus compañeros McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones de una inspiración casi divina. Quizá el elemento más reconocible de esta obra es la libertad armónica con que está construida. Es un homenaje a esa fuerza superior, a un dios incorpóreo que no hace referencia a ninguna religión en especial. El nombre del disco: A Love Supreme.
Es una pieza invaluable de la música que ha sido estudiada, recogida y emulada por varios artistas, tanto del jazz como del rock… y no sólo por músicos, sino también por personajes religiosos, filósofos, escritores, etc. Y no es una casualidad, ya que tan solo escucharlo (pero en realidad escucharlo con el oído, el cerebro y el alma) puede llevarnos a estados casi metafísicos, en los que la temporalidad de la existencia se ve sobrepasada hasta alcanzar una explosión sensorial en la que la libertad se nos presenta de golpe, estremeciéndonos cada célula, haciéndonos creer que en realidad estamos ante la presencia de algo mayor y magnificente, ¿esto es realmente lo que quiso encontrar Trane en su búsqueda? ¿Una manifestación del amor supremo alcanzado por la música?
Si dios existe, nos hace un guiño al permitirnos contemplar la música de esta manera.
“Mi música es la expresión espiritual de lo que soy, mi fe, mi conocimiento, mi ser.” (John Coltrane)

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