jueves, 13 de octubre de 2011

3001: Odisea final ¿Hora compartida?


Cuando vi la película 2001: Odisea en el espacio quedé asombrado de la calidad artística que una película de ciencia ficción puede alcanzar. No por nada ha sido un clásico de la ciencia ficción dura; una verdadera joya cinematográfica de Stanley Kubrick, basado en el libro de Arthur C. Clark, estrenada en 1968. La vi, la observé varias veces, la investigué. Conseguí el libro, mejor dicho los libros, ya que es una saga de 4 libros.
Leí el primero, que comparte título con la película mencionada, con gran expectativa e ilusión. Confesaré que no me defraudó en absoluto. Tiene un estilo único, que me mantuvo atrapado en la historia en cada línea. Más allá del rigor científico con el que está escrito, la narrativa es cautivante y delirante. Sin el libro no se podría entender a la perfección la película.
El segundo libro, 2010: Odisea dos, lo empecé a leer y de inmediato sentí algo extraño, parecía escrito por otra persona, la narrativa es diferente, más frío, más trivial, sin los intrincados debates filosóficos y morales que representó el primer libro. Aunque debo confesar que ganó sustancia en aventuras y entretenimiento. Tuvo momentos en lo que me mantuvo en vilo, sin poder dejar de leer hasta casi amanecer. Pero había algo distinto,
después me di cuenta que quizá era porque entre el primer libro y el segundo habían pasado 14 años de cuando fueron publicados.
El tercer libro 2061: Odisea tres fue un poco a menos, no perdió el rigor científico, pero le faltó emoción.
El cuarto y último libro de la saga 3001: Odisea final, da un gran salto en las fechas en que transcurre el relato. El autor encuentra el pretexto más inesperado para expresar cómo imagina él el mundo futuro. Es una descripción de cómo sería una sociedad ideal y evolucionada, que ha superado los problemas que aquejan a la sociedad del siglo XX. Una visión bastante optimista. Sin mucho que decir; salvo un punto que llamó mi atención.
Y so pretexto de ese punto es que divagué tanto. El tema es que en ese mundo casi perfecto, se utilizaba una sola hora mundial. Algo que se me hizo realmente práctico y perfectamente adaptable a nuestro presente.
En este mundo que cada vez está más interconectado con los medios de comunicación instantáneos, comercialmente globalizado, socio-políticamente cada vez más cercanos unos a otros. Para quienes están inmersos en actividades o intercambios comerciales que requieran contactos en distancias geográficas considerables, el cambio de horario ha sido un problema, algunas veces solo incómodo, otras de consecuencias mayores. Sería bastante benéfico manejar un solo horario en todo el mundo. Se evitarían confusiones, jetlags, atrasos; se ganaría productividad, sincronía, etc.
Esa fue la mayor aportación que me dejó 3001: Odisea final.
“Escoger el propio tiempo es ganar tiempo.”
Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.

1 comentario:

  1. mjum la idea de un solo horario si es bastante practica financiera y tecnologicamente hablando, pero que hay de la geografia del mundo? como funcionaba?

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