sábado, 1 de octubre de 2011

Mercado de piernas

Siempre me ha parecido muy chocante esa frase: el mercado de piernas. Sirve para referirse de manera peyorativa al evento en el cual varios futbolistas, que ya no son útiles a sus clubes, ofrecen o son ofrecidos sus servicios profesionales a algún otro club de fútbol que esté interesado en ellos. Algunas veces este tipo de operaciones de compra-venta ni siquiera son consultadas con los futbolistas en cuestión, sino que son manejados por sus representantes o los clubes dueños de su contrato.
Sin embargo, no pude menos que recordar esa frase -que compara las piernas a un producto de consumo-  al darme cuenta de la propuesta que emitió
Joseph Blatter (actual presidente de la FIFA). El Sr. Blatter, con el objetivo de hacer que el fútbol femenil tenga mayor público, pronunció uno de los consejos más desafortunados que haya leído: “Con shorts más ajustados las mujeres lucen más lindas y quizás hasta se dé la implementación de reglas diferentes que los hombres” y “Que las mujeres jueguen con ropa diferente y más femenina que los hombres”. Siendo un tipo con harta experiencia en esto, creo yo que con amplios conocimientos de lo que es el fútbol, lo que representa y cómo se difunde en el mundo, me sorprende que no se dé cuenta que ya vivimos en pleno s.XXI. ¿Cómo puede alguien como él arrojar tales palabras?
No me queda la menor duda de que el implementar uniformes más reveladores de la anatomía bien ejercitada de las futbolistas profesionales atraiga más público; sin embargo hay que preguntarnos a qué costo. ¿Está bien seguir explotando el estereotipo de la mujer que sólo sirve como adorno o como vientre para traer niños al mundo? ¿Se debe minimizar el talento deportivo y las agallas que hacen falta, sólo para brindar un “mejor” espectáculo al público machista? ¿Si empezamos a tomar estas propuestas caeremos en una pendiente resbaladiza, en la cual cada vez será más importante el aspecto estético de las jugadoras en vez de su nivel de fútbol? Siguiendo la misma lógica ¿se podría sugerir que en vez de profesores en las aulas se pudiera poner a modelos en ropa sugestiva para que los alumnos asistan con mayor frecuencia a clases? O ¿en las casillas de votación regalar jugosos cortes de carne y deliciosos postres para que la gente vaya a votar? Y ¿qué le parecería que no solamente jueguen en pants, sino también en pequeños tops y en zapatillas de tacón? esto prometería un mayor espectáculo, ¿no?
Y no lo digo como un discurso moralista, ya que no es la idea y me parecen aberrantes tales discursos… ¡no! No se trata de eso. Se trata de no volver un verdadero mercado contemplativo de piernas y carne al fútbol femenil. Démosle su real valor, y que nos demuestren con talento que merecen un público más grande y de mejor calidad.
“Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie”. Emily Dickinson, poeta estadounidense.

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